Los sueños de mi
encuentro con la cultura Maya se van a hacer realidad.
El 11 de
Septiembre de 2010, Claudia, José Miguel, Loly y yo estábamos, a las 5:00a.m.
en el Aeropuerto Internacional de las Américas (AILA). El avión de American Airlines
nos acogía, mientras la seguridad de nuestra casa quedaba a espensas de la alarma.
Llegamos a Miami
y, como siempre, hay que pasar por pasaportes, recoger maletas, pasar por
aduana, pasar de nuevo por la correa de seguridad y, al final, llegar a la
puerta de embarque, para partir hacia el Aeropuerto Internacional de Cancún.
Llegamos a buena hora, pero perdimos demasiado tiempo en el alquiler de un
carro con la Compañía Hertz. Había que dejar una fianza, la tarjeta no les
pasaba y no nos ayudaron mucho a comunicarnos con el Banco. Total, a las 4:30
de la tarde pusimos combustible al carro y arrancamos para Mérida.
Mérida está de
Cancún a 289 km. Aunque dicen que el viaje se toma 4 horas y 15 minutos, nosotros lo hicimos en mucho
menos tiempo, pues tomamos la autopista de cuota, y, por lo cara que es,
anduvimos en solitario. No se ve una sola casa en el camino. Es pura selva.
Cosas curiosas en
el camino: cuando anuncian un pueblo, nunca ponen los kilómetros que faltan
para llegar. Por otro lado, la carretera está sembrada de tópicos repetitivos
como éste: “A menor velocidad, mayor seguridad”, “Maneje con precaución, su
familia lo espera”, “Después del
accidente, ya nada es igual”, “El cinturón salva vidas. Úselo”.
Llegamos a Mérida
al anochecer. Nos dirigimos al hotel que habíamos reservado por Internet y nos
causó tremenda decepción. Tras visitar diversos hoteles, decidimos quedarnos en
el Gran Hotel. Es un legendario hotel, fundado en 1901 y conserva toda la
ampulosidad y grandeza, con muebles y adornos antiguos. Cansados, nos fuimos a
la cama.
La historia nos
cuenta que Mérida fue fundada por el español Francisco de Montejo “El Mozo” el
6 de enero de 1542. En realidad, los indios Mayas tenían una gran ciudad,
conocida como Tho, mucho antes de que los españoles llegaran a conquistarla
para desmantelarla. Las piedras de las pirámides de Tho se usaron para construir la Catedral de San Ildefenso
(1561-1599), la más antigua del continente americano, al Este de la Plaza
Grande.
Otros edificios
alrededor de la Plaza son: la Casa de Montejo (Casa del conquistador de la
Península de Yucatán, hoy día las oficinas de Banamex), el Palacio de Gobierno
(1892), que alberga 27 murales que muestra la historia sangrienta y violenta de
México y los Mayas, y el Palacio Municipal (1735), casa de las Oficinas
Municipales. De 31 estados y un Distrito Federal, Yucatán es conocido como el
estado más tranquilo, por lo que se ha vuelto el lugar a donde emigrar.
Todas las calles
están numeradas, en lugar de nombres, De Norte a Sur son pares. De Este a
Oeste, impares. Son de una vía y, alternativamente se suben y se bajan. Son muy
raras las que tienen nombre. Por ejemplo, Paseo de Montejo. Nosotros lo
recorrimos en un Turibús. El Paseo de Montejo es frecuentemente comparado con
la avenida “Champs Elysees” en París, por sus majestuosos árboles y casonas
estilo francés. Hay muchos edificios magníficos como el Palacio Cantón, donde
se hospeda el Museo de Antropología e
Historia, las Casas Gemelas y la Quinta Montes Molina. Es precioso el monumento
a la Bandera.
Las Haciendas, en
México, son el equivalente a las plantaciones en el Sur de los EE.UU., Ranchos
de ganado en el Norte y Estancias en Europa. Desde los 1600s hasta los 1900s,
las haciendas fueron construidas, por la gente adinerada, en las áreas donde se
produjeron o desarrollaron sus productos. Cada hacienda consta de: la Casa
principal, casa de máquinas, las casitas humildes de los obreros, la escuela,
la enfermería, la tienda (donde los obreros siempre mantenían deudas), la iglesia,
el cementerio, el área hidráulica , la prisión y los establos . Las Haciendas
de Yucatán tuvieron su culminación, en los principios de 1900, cuando la
economía local tuvo mucho éxito por la fibra de Henequén, usada para hacer
fibras y cordeles.
Las Casonas en el
Paseo de Montejo y Avenida Colón, en Mérida, son las casas que el “oro verde” o
henequén ayudó proveer. Eran los dueños de estas casonas quienes construyeron
haciendas en el campo donde se produjo el henequén. En los años 1940, con la
invención de las fibras sintéticas, la industria de henequén decayó y los
dueños de las haciendas vieron tiempos difíciles. Se abandonaron las haciendas
y se deterioraron, hasta los 1990, en que muchas fueron restauradas, con
servicios de hospedaje de lujo y comida gourmet. La calle 60 y el Paseo de
Montejo son de las principales calles de la ciudad. Van de Norte a Sur. La 60
pasa por la Plaza Grande y el Paseo
Montejo le conduce a uno ante la Gran Plaza, al estilo de las Plazas modernas
que conocemos en la actualidad. Precisamente ahí comimos un día un rico buffet.
Hemos coincidido
con la celebración del bicentenario de
la Independencia Mexicana y disfrutado de sus preparativos y festejos en todo
México. Los fines de semana, se cierran las calles que rodean a la Plaza
Grande, al tráfico, y se hacen peatonales
por lo que uno puede comer y beber al aire libre y recibir la visita de
miles de indios mayas, que te ofrecen lo inimaginable de su artesanía.
Realmente viven del turismo. Todos tienen la misma estructura: pequeñitos, cabeza ovalada, pelo
negro lacio y tez bronceado obscuro. Como si hubiera un solo molde. No hablan
profusamente, pero insisten en que les compres.
A 14 km. De Mérida
está la ciudad Progreso, con hermosas playas, que dan al Golfo de México. No
fuimos, por estar un poco cansados. Antes de llegar a Progreso, en el kilómetro
12 se dobla a la izquierda, hacia Dzibilchaltún, el lugar “donde hay escritura
sobre piedras planas”, es una gran ciudad Maya, considerada de las más
antiguas. Sobresale el Templo de las siete Muñecas, que debe su nombre a que se
encontraron 7 figurillas de barro en el santuario. Es aquí donde cada 21 de
marzo y 22 de septiembre se celebra el equinoccio, cuando el sol brilla
a través del templo.
En la ruta PUUC
(puuc significa montículos) no pudimos visitarlo todo. En ella y, a 80 km. De
Mérida, se encuentra Uxmal, conocida como “la ciudad construida tres veces”.
Aquí puede verse la pirámide del Adivino, El Palacio del Gobernador, El
Cuadrángulo de las Monjas y el Templo de las Palomas.
Chichén Itzá está
a 130 km. De Mérida. Fechada de aproximadamente 1553 años. Elk nombre se deriva
de las palabras Mayas “chi”= boca, “chen”= pozo e “Itzá”= el nombre del pueblo
de esta región. El 7 de Julio del 2007 fue nombrada una de las siete Nuevas
Maravillas del Mundo.
La ciudad de
Chichén Itzá fue siempre un centro sagrado para los Mayas. Se denomina
equinoccio (aequinoctium = noche igual) al momento del año en que los días
tienen una duración igual a las noches, en todos los lugares de la tierra. (21
de marzo y 22 de septiembre). Los días
del equinoccio eran los más importantes, para los Mayas, pues marcaban, en la
primavera, el ciclo de preparación de la tierra para la siembra y, en
septiembre, el periodo en que el fruto del maíz, ya maduro, estaría próximo a
recolectarse.
Los Mayas
registraron este fenómeno , en el diseño
y construcción de sus edificios, observándose en aquellos que tienen una
desviación de 17 grados hacia el Norte astronómico. El más representativo de
estos edificios, en el que pudieron conjugar sus conocimientos de
astronomía, matemáticas, cronología,
geometría y religión, es la Pirámide de Kukulkán o Castillo de Chichén Itzá,
donde cada 21 de marzo se reúnen miles
de personas de todo el mundo para atestiguar la grandeza de la herencia Maya.
Es aquí donde se da la fusión del cielo y la tierra, de ciencia y magia, en el
que, desde el inicio del equinoccio y en la escalera norte del Castillo se
proyecta la sombra de una serpiente, formada por triángulos de luz invertidos, que
rematan en una colosal cabeza de serpiente. Representando así el retorno del
Dios Kukulkán, una de las deidades más importantes de los Mayas.
Valladolid
está situada a la mitad de camino entre Mérida y Cancún.
Es una pintoresca ciudad colonial, en barrios de gran majestuosidad y belleza.
Desde 1823, ha sido nombrada la Sultana de Oriente. Aquí comenzó la guerra de
Castas, en 1847, así como la primera chispa
de la Revolución Mexicana, en 1910. Valladolid es creadora de uno de los
guisos más famosos, que incluye los lomitos de Valladolid, longaniza y pollo en
escabeche. Aquí, la mayoría de la gente todavía viste con la ropa típica de
Yucatán.
Estuvimos viendo
el Zenote Zací, símbolo de la ciudad y prodigio de la naturaleza, y en el
restaurant, de donde también se ve el zenote, saboreamos comida yucateca. El Cenote Zací es
de los más populares para bañarse, por sus cristalinas y refrescantes aguas
color turquesa, en las que se encuentra una rara especie de peces negros y sin
ojos, denominados “lub”. Formaciones de estalactitas y estalagmitas cubren la
tercera parte del Cenote.
Enfilamos, antes
de anochecer, para Playa del Carmen, corazón de la Riviera Maya, nuestro
próximo destino.
Teníamos reserva,
por internet, en el Hotel Magic Express. Y a descansar hasta el próximo día.
Pasó una tormenta que nos dejó bastante agua. Al día siguiente visitamos
Cancún, la zona comercial y hotelera. En
Puerto Juárez, embarcamos para la Isla Mujeres, descubierta por el español
Francisco Hernández de Córdoba, el 17 de Marzo de 1517. El nombre de Isla
Mujeres fue dado debido a las estatuas en formas femeninas que fueron
encontradas en la Isla. Estas estatuas estaban localizadas en el sitio de rezo
dedicado a Ixchel, la Diosa Maya de la Fertilidad.
Isla Mujeres sólo
mide 7,5 km. De largo, por 500 m. de ancho. Fue refugio de piratas por
alrededor de 200 años. Fermín de Mundaca, el más perverso de ellos, construyó
una hacienda como muestra de su amor a una mujer isleña. Aunque es un pueblo
con todas sus instituciones, está preparada para el turismo .
Las playas del Norte de la Isla son bellísimas, con una arena
blanquísima.
Hay una serie de
atracciones, para sacar los cuartos al
turista. Nosotros dimos la vuelta a la Isla en un carrito de golf que
alquilamos.
Al día siguiente
dimos un recorrido desde Playa del Carmen hasta Tulum. A 6 km. al sur de Playa
del Carmen, por la carretera Federal 307 está Xplor, con un mundo subterráneo
único. Con 2.5 km. De Tirolesas, 5 km. De vehículos anfibios, 400 m. de
trayecto en río y 550 metros de navegación en balsa.
Como a tres km. De
Xplor está Xcaret, majestuoso parque a la orilla del mar, con actividades
únicas, en donde se puede divertir descubriendo la riqueza natural y cultural
de México.
Más adelante hay
un Delfinario, donde se puede bañar con delfines. Cerquita está Río Secreto, un
sistema de ríos subterráneos extenso, espectacular. El inframundo Maya. Se puede nadar en él.
A pocos kilómetros
está Puerto Aventuras, de donde se puede viajar en velero y ver la pirámide Maya
de Tulum. A pocos kilómetros, por la
misma carretera, encontramos a Xelha, el acuario natural más grande del mundo.
Se puede nadar en medio de los peces. Finalmente podemos llegar por la misma
carretera a Tulum y disfrutar del legado Maya.
Realmente la
Península de Yucatán entera está sembrada de testimonios mayas. Los mexicanos
tienen un arte especial para sacar
provecho económico a toda su geografía. Hasta para orinar en público hay que
pagar.
En Playa del
Carmen estamos alojados en un acogedor Hotel Magic Express. La Playa es de
arena blanca, muy bonita y paralela a ella está la Quinta Avenida, llena de
tiendas, Restaurants, etc… famosa y siempre muy concurrida por el mundo
turístico. Comimos y cenamos en ella, celebrando el bicentenario de la independencia Mexicana.
Y emprendimos
viaje a Orlando. Orlando es grande, Pero lo que lo distingue son los Centros de
Atracciones de Disneylandia.
Alquilamos un
carro cerca del Aeropuerto y nos hospedamos en el Hotel…………………………..muy grande,
pero huele a viejo y destartalado.
La entrada a los
Centros de Atracción es demasiado cara: 87 dólares por persona. Solamente
estuvimos en Epcot Center, cuyo parqueo sale por la friolera de 14 dólares.
Esos parqueos con miles de carros, son un negocio redondo. Un abuso, mejor
dicho.
Asistimos a la
reunión de Mystic Dunes (Resort & Golf Club). Es un negocio inmobiliario,
donde captan a los incautos. Nos dieron el desayuno, nos enseñaron el gran
Resort. Un gran rato de conversación y, finalmente, los tiguerazos para cerrar el contrato. Como no lo hicimos,
cogieron un encojonamiento y su madre. Al final nos fuimos con el regalo de un
descuento para cualquiera de las atracciones. En resumen, desayunamos
opíparamente y obtuvimos 25 dólares de descuento por cabeza para las
atracciones.
En Epcot Center
vimos:
1º La tierra y su
espacio (presenta el pasado, el presente y lo que se espera para el futuro).
2º El Universo de
Energía.
3º Misión:
Espacio. Pasamos por las pruebas para ir al espacio. Impresionante
4º El test Track.
5º Innovations.
6º La Tierra, donde podemos contemplar todo lo que la tierra produce. Es una
belleza. Caminas en un trencito y haces un gran recorrido. Finalmente,
recorrimos las Naciones, donde hay construcciones con las características
propias de México, Noruega, China, Alemania, Italia, Japón, Marruecos, Francia,
Inglaterra y Canadá. En ellos hay bares, restaurants y diversión.
Finalmente, cansados, pero satisfechos regresamos al
Hotel, pues al otro día había que madrugar , para entregar el carro y embarcar
para Santo Domingo. Nos encontramos con que violentaron la casa para entrar,
pero se disparó la alarma y salieron huyendo como la honda del diablo.
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