lunes, 6 de julio de 2015

Obsolescencia Programada

Yo veía que en Santo Domingo casi todas las casas tenían neveras norteamericanas con más de 50 años de uso y ni los apagones y repentinas venidas de la corriente lograban dañarlas. Y en cuanto a la parte física eran indestructibles.

Igualmente estamos cansados de oir a la gente mayor decir que las cosas de antes sí duraban.

Y es verdad.

La obsolescencia programada es la planificación de la vida útil de un producto.

Antes las empresas se preocupaban por mantener su imagen de calidad. Ahora se promocionan nuevos modelos cuya durabilidad  está programada para obtener pingües beneficios, con una vida útil relativamente corta.

Un ejemplo: Cuando Edison puso en venta su primera bombilla, su duración era de 1500 horas. A los pocos años aparecían bombillas con 2500 horas de duración. Pero al ver que el negocio no les resultaba lucrativo, el 25 de Diciembre de 1924 se reunieron en Ginebra y pactaron todos los fabricantes limitar la vida útil de las bombillas a 1000 horas.

Todos los mayorcitos conocemos aquellas medias de nailon que eran irrompibles. Fue un fracaso para los comerciantes, pues las mujeres ya no neesitaban comprarlas como antes. Actualmente, con ponérselas una vez, las mujeres sienten ya las carreras en sus medias.

Todos conocemos los coches norteamericanos de los años 1950. Cuba todavía está llena de ellos. Actualmente las piezas de recambio de los coches duran poco. Están fabricadas para que duren poco y si no son originales, todavía duran menos.

En 1932, Bernard London, ese gran comerciante, para salir de la Depresión, obligó a las fábricas a producir objetos que se deterioraran pronto, para reactivar la industria y la demanda de productos.

El caso de los ordenadores es impresionante. Todos los años sacan modelos y programas diferentes, todos ellos muy pesados, por lo que los modelos anteriores quedan desfasados y, hasta cierto punto, inservibles.

Las impresoras llevan un chip que cuando llegan a un número determinado de copias expira su vida útil.

Por tanto no nos queda otro remedio que adaptarnos a los hechos, para no morir en el intento.

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