ESPAÑA 2011
Este año se adelantó mi
viaje debido al deceso de mi último hermano vivo Pedro Mari. Me avisaron tarde
de su gravedad, salí de inmediato hacia España, por Iberia, y llegado a
Madrid, llamé para informarme de la situación y Conchita me informó que a las 6
y media de la mañana había expirado en
el Hospital de Pamplona.
Lo llevaron a Aoiz, en cuyo tanatorio fue velado. Su
apariencia era de un durmiente, por el que no pasó el dolor. De mortaja una
túnica adecuada que realzaba su figura. La caja estaba cubierta por un cobertor
transparente, que daba vista, pero no acceso. Pasé un rato junto a él, y lo
abandoné sólo en el momento en que se lo llevaban a la Iglesia Parroquial San
Miguel de Aoiz, a las 6 de la tarde, para celebrar las exequias.
Asistió gran parte del
pueblo, pues aparte de conocernos todos los de antes, tenemos muchos parientes.
En las puertas de la iglesia
el párroco le cantó un responso y precedidos de la cruz, el cortejo fúnebre se
encaminó adentro de la iglesia. El párroco encabezó la ceremonia, tan solemne
como sentida. Mi hija Beatriz se trasladó desde Gerona para acompañarme. Las
canciones de la Misa estuvieron interpretadas por el Coro de Aoiz. El responso
final fue cantado por mi sobrino Silvano José Baztán.
Finalmente le acompañamos al
cementerio, donde se le dio cristiana sepultura, junto a nuestros queridos
padres Vicente y Ciriaca.
Asistieron al entierro,
desde Pamplona, Conchita y sus hijos Beatriz y Fernando, Ana Mari, Raquel e
Iñigo. Rafael y Mari Carmen junto con su hijo Iván. Josebe y su hija Miren y
Silvano José. Por otro lado, mis primos Gregorio y Tere su esposa, José Miguel
y esposa, y Carmen. Finalmente mi prima Rosa Mari. De Pamplona, nadie más.
De Aoiz, la hija de mi prima
María Luisa (ésta no asistió por no encontrarse bien de salud). Mi prima
Asunción, Pilar y Alberto. Del pueblo fue mucha gente, incluidas dos religiosas
del Hogar de Ancianos, que son hijas del pueblo. De Sada mi primo
…………………………..junto con su esposa. De Sangüesa, las esposas de mis primos ya
fallecidos Ismael y Valerio.
Fernando Arias consiguió me
dieran al otro día la cita para chequearme con la Dra. Elena Villafranca. El
PSA aumentó desproporcionalmente y debo
velar de cerca y enviar cada tres meses
resultados del laboratorio del PSA Total, con estos sinsabores, acompañé a
Beatriz de vuelta a Figueres, y me he quedado unos días con Guillermo, Bea y mi
querido nieto Daniel, a quien he acompañado durante estos días al Colegio y
materias extracurriculares, como el inglés y la música. Es un niño muy
despierto, con calificaciones brillantes, afectuoso y sentimental.
También están en Figueres mi
hijo Javier y Adela. Mi vida en estos días ha sido más tranquila que nunca,
tratando de encajar todos estos acontecimientos.
El jueves, 23 de junio, se
celebra con mucha efervescencia, la fiesta de San Juan.
Mi hijo Javier quiso darme
un recorrido por una parte de la Costa Brava que nunca antes había pasado.
Pasamos por Almadraba. Un tiempo plácido acariciaba a los bañistas en dos calas
contiguas llenas de magia. Nos extrañó
ver un pato bañándose en el mar y cada vez que se sumergía, en segundos
avanzaba cantidad de metros. Pasamos por Punta Falconera, de gran extensión,
que la están acondicionando en estos momentos para brindar al turista una
golosina más.
Empalmamos con la carretera
Cala Monjoi, que nos lleva hasta la Cala Monjoi, una escogida playa con una
esplendorosa vegetación. Ahí se encuentra el restaurant El Bulli, mundialmente
conocido por sus comidas únicas.
Regresamos, compramos los
fuegos artificiales para Daniel y el champán de niño. Igualmente la tradicional
coca de San Juan y la Cava.
Cenamos donde Beatriz y
Guillermo y de ahí nos fuimos a Empurias Brava, en cuya playa miles y miles
están esperando los fuegos artificiales de las 12:00. El ambiente es festivo.
Tras los fuegos hay un gran concierto en la playa, al cual asistimos, hasta que
se terminó y nos fuimos a casa. Así es como se celebra la Noche de San Juan.
El viernes, día de San Juan,
Javi y Adela me invitaron a dar un paseo a Empuria Brava. Estuvimos en Los
Arcos, donde se camina por un sinfín de comercios diferentes. Antes de
regresar, nos comimos una pizza horneada con leña.
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