viernes, 23 de febrero de 2018

Un Paseo por los Pirineos Navarros

                                                                                                                Agosto 2016

Estando en Pamplona,  vinieron de vacaciones David, Beatriz y Daniel y les invité a dar un paseo por los Pirineos navarros, que marcan la frontera natural con Francia.


Día 1.- Sangüesa, Sada, Javier y Castillonuevo

Navarra tiene muy buenas carreteras y los 44 km que distan de Pamplona a Sangüesa los recorremos cómodamente, pudiendo disfrutar del paisaje.

Entramos a Sangüesa por el mismo puente metálico que hace 70 años lo hacía yo, cuando mi escuela de Aoiz nos llevaba de excursión, sólo que el tranvía que atravesaba el puente desapareció ya hace muchos años. A pocos metros del puente está la oficina de información y turismo, donde recibimos información acerca de Sangüesa y sus alrededores.

Para mi Sangüesa tiene un recuerdo muy especial. Es la comarca donde nació mi padre (municipio de Sada), en ella vivieron una parte de mis parientes por parte de mi madre y mi madre conoció a mi padre.

La comarca de Sangüesa, atravesada por el río Aragón, afluente del Ebro, cuenta con 13 municipios: Aibar, Cáseda, Eslava, Exprogui, Gallipienzo, Javier, Leache, Lerga, Liédena, Petilla de Aragón, Sada, Sangüesa y Yesa. Sangüesa es la localidad más grande de la comarca. Junto al puente metálico de la entrada, se encuentra la iglesia de Santa María (siglos XII - XIV) cuya portada románica es un referente de la localidad y está considerada como uno de los mejores ejemplos de escultura románica en España.

Verdadero "retablo en piedra" presenta un abigarrado conjunto de imágenes que nos hablan del juicio final y la vida en el medioevo. El recorrido por las calles de Sangüesa nos llevará a conocer la iglesia de Santiago (siglos XII-XIII ), levantada para poder acoger los peregrinos que llegaban a la ciudad; la iglesia de San Salvador (siglo XIII al XIV) o San Adrián de Vadolnengo, y conventos con bellos claustros góticos como el del Carmen o el de San Francisco de Asís.

Entre los edificios civiles sobresalen el palacio real de Sangüesa o del príncipe de viana (siglo XIII), residencia de los reyes de Navarra. El palacete renacentista que alberga la casa consistorial (siglo XVI) o el palacio de Vallesantoro (siglo XVII) de gran influencia colonial tanto en su fachada barroca, como en su espectacular alero de madera o en su bella escalinata.

Visitamos a la hija de uno de mis primos que vive en Sada, y adelantó a sus padres que íbamos para allá. Como disponíamos de poco tiempo para tanto recorrido enfilamos para Sada. Aquí he podido encontrar gracias a los asentamientos de bautizos, la genealogía de mi familia desde el siglo XVI. Como todos los pueblos navarros, tiene una bella iglesia (siempre en lo más alto del pueblo) un buen frontón de pelota cubierto y unas grandes bodegas de vino. Según mi padre, el mejor vino de la comarca. Estuvimos con mis dos primos. Como siempre que lo hemos visitado, comimos chorizo, jamón y queso y bebimos vino de Sada, mientras emocionados conversábamos sobre diferentes tópicos. Con mucho sentimiento tuvimos que partir y nos llenaron de botellas de vino de Sada de la mejor crianza.

A 7 km de Sangüesa se encuentra el Castillo de Javier. Yo estaba ansioso por volver a Javier. Me impresionó ver el emplazamiento. Antes divisabas el castillo solitario. Ahora hay parqueos meticulosamente preparados, hoteles, restaurantes, y todo lo que el turismo exige para su buen funcionamiento. Todas esas reformas junto con un precioso museo fueron parte de los arreglos que se hicieron para celebrar los 400 años del nacimiento de San Francisco Javier. En el museo y pinacoteca se exponen documentos, monedas, mobiliario, objetos y cuadros de la época que ilustran el legado cultural, artístico y religioso de Javier.

Los orígenes de Javier hay que buscarlos en el Castro del Castelar, asentado en la cumbre del monte vecino. A mediados del siglo X se optó por situar el núcleo habitado mucho más abajo, cerca de las tierras cultivadas y el riachuelo. Nació así un nuevo asentamiento: Echeverri, Xabierre, Xabier, Xavier, Javier, "casa nueva" en euskera. Es un valle de unos 30 km².

El Castillo, pues, nace en el siglo X, en el periodo de Almanzor, y las escaramuzas de los balbucientes reinos cristianos navarro-aragoneses. Al principio era una torre de vigilancia (torre del homenaje), llamada de San Miguel, para defender  el valle del río Aragón. Con los años, el recinto se refuerza y en el siglo XIV ya es un verdadero Castillo, propiedad de la familia de María de Azpilicueta, madre de San Francisco Javier. Tras la anexión de Navarra a Castilla, el Castillo es desmochado y reducido a simple caserón de vivienda hasta el siglo XIX.

Francisco Javier, patrono de Navarra y de las misiones católicas, nació el 7 de abril de 1506 en el Castillo.Hijo menor de una familia acomodada, a los 19 años marchó a estudiar a la Universidad de la Sorbona de París. Allí conoce a Ignacio de Loyola y su vida da un giro radical. En 1541, movido por su fe, emprendió un viaje de 11 años que lo llevó a la india y el extremo oriente: Indonesia, Japón y China, frente a cuyas costas muere en 1552.

Los restos del santo descansan en Goa (India) y su figura y legado son respetados unánimemente en todos los países por donde pasó. De Javier nos dirigimos a Castillonuevo, el pueblo de mi madre. Cuántos sentimientos para un solo día. Pasamos por Yesa e hicimos un buen trecho, acompañados del pantano de Yesa. Muchos kilómetros de largo. Recuerdo cuando el pantano lo estaban construyendo. Yo tendría como nueve años. Fui de excursión con los compañeros de la escuela. Este pantano sepultó, entre otros, al pueblo de Tiermas, muy conocido por sus aguas termales. Allí estuvo mi madre una vez tratándose de sus dolencias artríticas.

Pasamos Sigüés, donde vivían unos primos míos por parte de mi madre, Salvatierra de Esca, muy mencionada por mi madre y por fin nos encumbramos a Castillonuevo. Estaba conmovido. ¿Encontraría algún sobreviviente del tiempo de mi madre? El pueblo entero está en cuesta; no es fácil caminarlo. Hace 50 años lo visité junto a mi madre y mi hermano Pedro Mari. Cada casa tiene un nombre. La de mi madre era casa Sanz. Y allí estaba erguida. Cuando llegue ahora sólo encontré el solar. El ayuntamiento la tumbó por riesgo de hundimiento. La mayoría de casas están muy bien arregladas, pues los descendientes de los antiguos habitantes las han reparado para ir de vacaciones.
Encontré una señora que es prima de mi familia. Un señor de 96 años, sentado al sol en medio de la calle, me recordó a Joan Manuel Serrat en su canción "pueblo blanco".Este señor conocía a mi madre y a toda su familia. Recordaba como mi madre se fue a vivir a Aoiz. Fue un día cargado de sentimientos y de sorpresas. Comentando los hechos, regresamos a Pamplona.

Dia 2.- Roncesvalles

Paisajes montañosos sorprendentemente verdes, frondosos bosques, pueblos camineros de tejados punteagudos, para despejar la nieve, son los principales ingredientes de este itinerario Xacobeo. El denominado camino francés, entra en Navarra por Valcarlos, a 64 km de Pamplona. Entre un bosque mixto de castaños, fresnos, avellanos y hayas, la tortuosa carretera asciende al puerto de Ibañeta, de 1057 m de altitud. Una panorámica impresionante nos presenta Francia al desnudo,  Pirinaica,con rebaños de ovejas y mortecinos sonidos de esquilas. Aquí siempre hace frío. En el 778 tuvo lugar aquí la épica batalla de Roncesvalles, que se transmitió por toda la cristiandad a través de Cantares de Gesta, como la Chanson de Roland.. En el puerto contemplamos la ermita de San Salvador y el monumento a Roldán, el paladín de Carlomagno que murió en la citada batalla.

Quiero hacer dos señalamientos: 1º junto a la ermita, los peregrinos dejaban todos una cruz hecha a mano con ramas y plantada en el suelo. No me explico por qué ha desaparecido este hecho. 2º el monumento a Roldán lo han roto y se han ido las partes. Tan sólo queda la gran piedra labrada con el 778. Desconozco la causa de tal irrespeto. Bajando el puerto, en el lado derecho encontramos la antigua Fuente de la Virgen, que siempre ha proporcionado una rica y fresca agua. A continuación llegamos a Roncesvalles, paso de los peregrinos que quieren hacer completo el camino de Santiago español. Estamos a casi 1000 km de Santiago.

Rocesvalles nació como santuario y hospital en 1132. Es una villa singular, pues su ayuntamiento no tiene propiedades: el término pertenece a la Colegiata y a su Comunidad de Canónigos. Su importancia radica en su carácter de centro religioso y de peregrinación y en la notable riqueza artística que atesora. La Iglesia de la Colegiata es un edificio del siglo XIII, del mejor gótico francés, que alberga a la Virgen de Roncesvalles, una bellísima talla gótica plateada. En el claustro, de los siglos XV-XVII, destaca la sala capitular o capilla de San Agustín, también gótica y presidida por la estatua yacente de Sancho VII el fuerte, el de las Navas de Tolosa. Están también las cadenas que rodeaban la tienda de Miramamolín y que fueron rotas por Sancho y su ejército, acabando con el poderío musulmán, en España.

El antiguo hospital de peregrinos continua con su función como albergue. Cualquier paladar agradece el queso de oveja de Roncesvalles.

Valle abajo nos encontramos con Burguete, llamado así porque nació como un Burgo de Roncesvalles, y Espinal. Llaman la atención su aspecto limpio y nuevo y no es de extrañar pues se reconstruyeron después de los terribles incendios de 1794, provocados por las tropas francesas en la guerra de la Convención

Día 3.- El Valle de Baztán

A través de vallecitos tranquilos, llegamos a la impresionante barrera boscosa de Belate. Todos los pueblos son atractivos. Pasadas las Ventas de Arraitz enfilamos el puerto. Belate era un puerto peligroso, en invierno, por las nevadas y heladas. Actualmente podemos salvarlo rápido por los túneles, pero para disfrutar sus vistas espléndidas, lo hicimos por la carretera tradicional. El paisaje del puerto, con los barrancos y montes cubiertos de un tupido ayedo, impresiona. Se pueden contemplar vistas panorámicas alucinantes. Camino de Irurita, en el descenso del puerto, nos encontramos con el mirador del Baztán, con aparcamiento, la fuente y un balconcillo con la mesa indicadora de pueblos y montañas. El mirador del Baztán es muy visitado, pues desde él se contempla el valle del Baztán rodeado de grandes montañas, con pueblos, barrios y caseríos desparramados por los rincones y laderas. Y llegamos a Elizondo, cuyo núcleo principal se extiende a ambos lados del río Baztán.

Si bien Baztán es un municipio sin capital, Elizondo es la localidad más grande y en ella se concentran gran parte de los servicios. El trazado urbano de Elizondo está marcado por el río Baztán, con dos calles antiguas en sus orillas: Jaime Urrutia o Antigua Calle Mayor, y Braulio Iriarte o Antigua Calle del Sol. Junto a las viejas calles medievales se encuentra la calle Santiago, antigua zona de huertas que alberga la actual Iglesia y algunas casas de indianos.

A ambos lados de la Iglesia se encuentran dos fabricantes de chocolate estilo casero, muy ricos. Mi hermano Miguel Angel siempre compraba chocolate ahí y yo, para seguir la tradición, lo hice también. Frente a la plaza se encuentra el ayuntamiento de Baztán, edificio del siglo XVII donde se reúne la junta General de Baztán, institución medieval que gobierna todo el Valle. Por aquí mismo compramos recuerdos. Por la noche había venta en las calles, así como bailes muy bonitos acompañados de gaitas y chistularis. Abundan las casas señoriales y palaciegas.

La última población es Zugarramurdi. Famosa por ser el lugar donde se celebraban los  akelarres. Navarra tiene un pasado embrujado. La brujería fue aquí un fenómeno social de gran trascendencia durante los siglos XVI y XVII. Recuerdo mis tiempos de niño, cuando me hablaban de las famosas brujas de Biortegui. Cientos de navarros, a los que se acusó de poseer poderes sobrenaturales o de adorar al diablo fueron perseguidos o condenados a la hoguera. 60 poblaciones navarras fueron visitadas por funcionarios de la Inquisición; poblaciones y lugares escondidos. Las localidades de Burguete y Roncesvalles fueron enclaves de gran actividad brujeril. La cueva de Zugarramurdi es el escenario donde la leyenda de la localidad sitúa la celebración de los aquelarres, las fiestas rituales que la inquisición juzgó como culto demoníaco. También los contrabandistas utilizaron estas cuevas para esconder las mercancías, a la espera del momento oportuno propicio para cruzar la muga. Aquí comimos muy bien

Día 4.-El Valle de Roncal

Salimos de Pamplona y después de atravesar el pueblo de Navascués, seguimos carretera arriba hasta  el alto de las Coronas, donde hay un merendero mirador desde el que contemplamos las tierras roncalesas y el Pirineo navarro y aragonés. Abajo del puerto se encuentra Burgui, el primer pueblo roncalés. Tiene un bello puente medieval, bajo el que, una vez al año, vuelven a pasar las almadías, recordando el antiguo quehacer maderero de muchas gentes del Valle. En recuerdo de este viejo sistema de transporte fluvial se ha creado el Museo de la Almadía y el paseo por el pueblo de los oficios,recorrido que nos lleva a la foz de Burgui, donde tenemos una de las mayores colonias de buitres de Navarra. Por el camino nos encontramos con las reproducciones de una almadía, una calera, un horno de leña, una carbonera y un aserradero, todos ellos con sus paneles explicativos. Llegamos a la villa de Roncal, pueblo pirenaico, con su iglesia en lo alto, calles empedradas y casonas de piedra. Es la patria chica del gran tenor de fama mundial Julián Gayarre, a quien la Villa le dedica una casa museo y un bellísimo Mausoleo -obra de Benlliure- en el cementerio. Esta vez el cementerio estaba cerrado y no pudimos adentrarnos para contemplar detalladamente el mausoleo desde cerca.

Más adelante llegamos a Isaba, prototipo de villa Pirinaica, coronada por la torre defensiva de su iglesia gótica. Es una población muy animada, pues es el centro de todas las excursiones que llevan al Valle de Belagua.

Una vuelta por el Pirineo Aragonés

Aunque no soy cabra, siempre tiro para el monte. Nos invitaron en agosto del 2016 a las fiestas de un pueblito la Mata de los Olmos. Y allá fuimos. Se sitúa en el extremo más occidental del bajo Aragón, al pie de las primeras estribaciones de las sierras del Maestrazgo. La principal vía de acceso es la carretera nacional N-211 que conecta la localidad con Alcorisa y Teruel. Yacimientos arqueológicos como el de San Cristóbal, situado en un cerro, proporciona abundante material cerámico ibérico y del siglo I a. C. Su historia está vinculada a la orden de Calatrava, que tenía su sede en Alcañiz. Se mencionaba siempre como La Mata, hasta 1860 en que se emplea la Mata de los Olmos.


El máximo de población alcanzó en 1940, un total de 499 habitantes. Actualmente cuenta con 271 habitantes, por lo que ha perdido la mitad de la población cuyo 23% es mayor de 65 años y la edad media ronda por los 44 años. La exquisitez de sus aceites está reconocida bajo la denominación de origen Aceite del Bajo Aragón.

Las fiestas patronales tiene lugar el 24 de agosto en honor de San Bartolomé y a ellas hemos llegado con el tiempo adecuado. Hay establecidas una cantidad muy grande de Peñas que cuando llegan las fiestas se desbordan, alquilan bajeras y se establecen en  ellas, bebiendo e invitando a los que pasan, y dando colorido a los diferentes actos festivos. Cada año es nombrada una de ellas Comisión de Festejos y trata de que su actuación supere a la del año anterior.

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