miércoles, 25 de marzo de 2015

Andanzas por España I :A Oviedo en Autobús

El 27 de junio del 2006,  por razones médicas, viajamos a Pamplona, donde establecimos el campamento base. Estuvimos hasta marzo del 2007.  Dentro del tratamiento, tuvimos lapsos de tiempo más o menos largos que aprovechamos para recorrer ciertos lugares de España. Nos pasamos un tiempo con nuestros sobrinos Felipe y Valerie en Oviedo.

A OVIEDO EN AUTOBÚS

Una llamada: Nuestros Sobrinos.
Un anuncio: Tenemos casa.
Una invitación: Vengan a vernos.
Una resolución: Mañana partimos para Oviedo.

Tomamos el autobús de la ALSA a las 3:30 de la tarde, desde la estación de autobuses de Pamplona y, salvo algunas paradas técnicas para recoger pasajeros (Vitoria, Bilbao, Santander y algún otro lugar,), hicimos el recorrido en 7 horas. Todo el recorrido es un escenario donde la naturaleza es pródiga en verdores, luminosidad y contrastes.

 Luego de pasar Santander y Santillana del Mar, nos introducimos en Asturias, donde las panorámicas se acentúan todavía más. Desfilan ante nuestros ojos Colombres, Llanes y Ribadesella, donde el Río Sella desemboca en su Ría. El Sella es bien conocido por su competencia de piraguïsmo. Continuamos por Colunga, Villaviciosa, Pola de Siero y Coloto, para llegar a las 10:30 a Oviedo, en cuya estación solitaria nos esperaban dos solitarios: Felipe y Valerie, que estudian como jabatos para pasar el MIR.

Nos dirigimos a casa caminando, donde nos dieron la primera lección sobre la ciudad. De la estación de autobuses tomamos la Pepe Cosmen y Avenida Santander y a la izquierda la Uría, una de las calles más importantes de Oviedo. Atravesamos diagonalmente el Parque Campo de San Francisco, para continuar por la Santa Susana, atravesar la Plaza San Miguel y, remontando la calle Sacramento, desembocar en la Muñoz Degrain, donde en el nº18, entrepiso A, alcanzamos nuestro nido. Degustamos una suculenta cena y a dormir.

El nacimiento de Oviedo se remonta al s.VIII, cuando el presbítero Máximo y su tío Fromestano  fundan un monasterio en sus valles. Reinaba entonces el Rey Asturiano Fruela I, que, después de algunos años, lo eligió para fijar la residencia de su bella mujer Munia. En Oviedo nació su hijo Alfonso, que reinaría más tarde con el nombre de Alfonso II (791-842), quien convirtió a Oviedo en la Capital  del Reino Asturiano, trasladando su corte desde Pavia. La Cruz de los Angeles, una de sus joyas, forma parte del escudo del concejo ovetense. El Concejo de Oviedo está situado en el Centro del Principado de Asturias y alcanza los 200,000 habitantes.

El Casco Medieval

A mediados del s.XIII se inicia la construcción del recinto amurallado. De las 6 puertas de entrada, la principal se iniciaba en la calle Cimadevilla. Esta parte se utilizó para construir posteriormente el Ayuntamiento que aún conserva esa entrada.
Los nombres de las calles nos recuerdan las profesiones gremiales: Gascona (colonia de Francos), Zapatería, Platería, Carbonería, Ferrería o Canóniga.

En el casco viejo se concentra la esencia de la ciudad de Oviedo. La configuración de las calles mantiene prácticamente el trazado de su época medieval. El primer eje está formado por las actuales calles de Cimadevilla y la Rúa y, tras cruzar la Plaza de la Catedral, continúa por San Juan para desembocar en la calle Jovellanos. Justo en el arco que existe bajo el Edificio del Ayuntamiento y que da entrada a la calle Cimadevilla, se encontraba la puerta del mismo nombre que fue durante muchos años, lugar de paso de los miles de peregrinos que, rumbo a Santiago de Compostela, entraban en Oviedo para venerar a San Salvador y las reliquias que atesora la Cámara Santa.

El segundo eje los conforman las calles Mon, Santa Ana y Aguila, pasando por delante del recinto de la Catedral; por último, el tercer eje formado por las calles San José y San Vicente. La Catedral, con su impresionante torre, elevándose hacia los cielos (la segunda, paralela a ella, no se construyó por falta de recursos) es el centro del casco antiguo de Oviedo. Ante ella, una amplia plaza ganada para la ciudad en los primeros años del s. XX. (Antes una manzana de casas ocupaba este espacio) permite obtener la suficiente perspectiva, para contemplar con detalle la bella portada gótica y su amplio pórtico con tres arcos que invita a penetrar en su interior.

La Plaza de la Catedral está delimitada por un conjunto de nobles edificios, entre los que destaca la Capilla de la Balesquida, templo dedicado a la advocación de la Virgen de la Esperanza, que hace esquina con la Plaza Porlier  y que tiene su origen en el s.XIII, pero que fue reconstruido en varias ocasiones. A su izquierda, la Casa de los Llanes, edificio barroco del siglo XVIII, que linda con otro de corte clásico, que es sede del Colegio Notarial. A su lado se levanta el Palacio de la Rúa o del Marqués de Santa Cruz, del s.XV, que es la edificación civil más antigua de la ciudad, gracias a que sobrevivió al incendio que en 1522 asoló Oviedo. No obstante, la disposición original está alterada con un cuerpo con balcones, adosado en el s.XVIII.

El lateral izquierdo de la Plaza lo forman tres edificios. Destaca el más próximo a la Balesquida, que es el Palacio de Valdecarzana y Heredia, de los s.XVII y XVIII. Es un edificio barroco de tres plantas que acoge las dependencias del Tribunal Superior de Justicia de Asturias. En el ángulo opuesto a la Capilla de la Balesquida, está la iglesia  de San Tirso, separada de la Catedral por la calle Santa Ana. San Tirso fue fundada por Alfonso II El Casto, en el s.IX, aunque desde entonces hasta nuestros días ha sufrido múltiples y sucesivas transformaciones, con lo que sólo se conserva de la época prerománica el testero del ábside central , con la ventana trigeminada, cuya silueta ha sido adoptada para el anagrama turístico de Asturias.

Contigua a la Plaza de la Catedral está la Plaza de Porlier, donde se levantaba el Castillo o Fortaleza, construida por Alfonso III El Magno, para la defensa de la ciudad, en el lugar donde actualmente se encuentra el edificio de Telefónica. En este espacio encontramos bellísimos edificios que la delimitan. El Palacio de Camposagrado, del s.XVIII, en primer lugar, que es uno de los palacios más bonitos de Asturias. Hasta hace poco fue sede  de la Audiencia Provincial y, trasladados estos a edificios más modernos, ha servido para la expansión del Tribunal Superior de Justicia.

Formando manzana con otros edificios está el Palacio de Malleza o de Toreno, también del s. XVIII, sede de organismos autonómicos y del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA). Cierra esta plaza el edificio del antiguo Banco Asturiano, hoy ocupado también por una entidad bancaria. Frente a éste, el edificio noble de la Universidad de Oviedo, destinado en la actualidad en exclusiva a sus dependencias administrativas. Merece la pena pasar a su interior para contemplar el claustro cuadrado con soportales que en su día pasearon el P. Feijoo o Clarín. La estatua del centro corresponde a su fundador Valdés Salas.

Una de las fachadas de la Universidad hace frente con la Calle Ramón y Cajal, reservándose, como vestigio físico del fuero del que gozó, un murete de piedra que, en su fachada, en la calle San Francisco, se señala con unas cadenas. Desde Ramón y Cajal, una pequeña Plaza de Riego da paso a la calle Peso que conduce hasta la Plaza de la Constitución, donde se levanta el Ayuntamiento. Enun tramo de esta calle cercana a la plaza, podemos ver vestigios de la primitiva muralla medieval, restos que son mucho más amplios en la calle del Paraíso, justo en el extremo opuesto del casco antiguo. 

La Plaza de la Constitución, de forma cuadrangular, la forman el propio edificio del Ayuntamiento y la Iglesia de San Isidoro el Real, que es la antigua iglesia del Colegio de los Jesuitas, que se extendía a su izquierda , en el lugar ocupado hoy por la Plaza del mercado y que hubieron de abandonar en 1767, tras su expulsión de España por la Pragmática Sanción de Carlos III. La Iglesia se levantó entre 1578 y 1740 y, al igual que la Catedral, estuvo diseñada con dos torres, aunque en ambos casos nunca llegaron a construirse. Muy cerca de esta iglesia está la Plaza del Fontán, un corro de edificios, recientemente rehabilitados por completo, que forman una plaza porticada y que constituye una de las zonas más entrañables de la ciudad. En su interior, bondadosas terrazas sirven de solaz y esparcimiento, disfrutando la degustación de un aperitivo, una botella de sidra o una buena comida. 

En las mañanas de los domingos, este mismo espacio acoge un pequeño rastro, con antigüedades, libros, monedas y cachivaches de todo tipo.

En la Plaza Daoiz y Velarde, nos sorprende el palacio del Marqués de San Feliz de 1735 (de propiedad privada y no visitable) y junto a él y casi a ras de suelo, el Caño del Fontán, fuente que data de 1657 y que fue reconstruida, en los últimos años del siglo pasado.

Bajo el edificio del Ayuntamiento se abre un arco que da paso a la calle Cimadevilla, que fue, durante épocas, el centro comercial, bancario y administrativo de la ciudad antigua, situación que se mantuvo hasta bien entrado el s.XIX. Por una calleja que se abre a la derecha, se pasa a la Plaza de Trasconrales, cuyo nombre da idea de su inicial situación, detrás de los corrales de las casas circundantes. Es una plaza pequeña donde sorprende encontrar un edificio de planta ovalada y que ocupa gran parte del recinto. Fue hasta no hace muchas fechas la Plaza del Pescado y hoy es centro cultural Municipal.

 Actualmente los bajos de las casas de la plaza están ocupados por magníficos restaurantes. Cerca de este espacio está la calle Mon, segundo eje del Oviedo Medieval, y que muestra una magnífica perspectiva de la Catedral y su torre. Hasta 1882 se llamaba de la Ferrería, por la industria existente en ella. En la actualidad, sobre todo en horas de la mañana, supone una invitación al paseo lento y contemplativo, mientras que por la noche se torna centro de diversión de la juventud que acude en tropel a los numerosos bares y pubs que se multiplican en los bajos de las viviendas, muchas de ellas recientemente rehabilitadas.

 La calle Máximo y Fromestano conecta a Mon con la Plaza del Paraguas, llamada así por la forma del tendejón levantado en su centro, construido para cobijar a las vendedoras del mercado de la leche, que se situaba en ese lugar, durante la primera mitad del siglo pasado. Desde este punto la calle Ecce Homo desciende hasta la de San José, límite del casco antiguo y lugar donde se abría otra puerta en la muralla.

 Muy cerca está la calle Paraiso, ya fuera del recinto, pero de interesante visita, porque discurre junto a los restos de la muralla medieval.
Desde la calle Mon y con suave pendiente en dirección a la Catedral, se conecta con la calle Santa Ana, donde se encuentra el Palacio de Velarde, que es el Museo de Bellas Artes de Asturias. Esta pinacoteca, la más importante de Asturias, ocupa además de este magnífico edificio, la Casa de los Oviedo-Portal, en la calle Paralela de la Rúa, unidos ambos inmuebles en el último piso. Tiene, pues, este Museo dos entradas, siendo la principal la de la calle Santa Ana.

 El Palacio de Velarde, construido en 1767, por el Arquitecto Manuel Reguera, es una magnífica muestra de la Arquitectura dieciochesca, con una fachada de bien labrada sillería. Por su parte, la Casa de los Oviedo-Portal data de 1660 y presenta una sencilla fachada barroca.

Desde  la calle Santa Ana se abre a la derecha un Pasaje, el Tránsito de Santa Bárbara, desde donde se contemplan los restos más antiguos de la Basílica: la Cámara Santa y la Torre Vieja. El Pasado conduce además hasta la Corrada del Obispo, una amplia plaza conformada por admirables edificaciones como el Palacio Arzobispal, de fisonomía barroca, que ocupa el espacio de los Antiguos palacios reales, del s.IX. 

Formando ángulo con él , está el Claustro Catedralicio, en cuya fachada se abre la Puerta de las Limosnas, donde el Cabildo entregaba pan a los pobres el día de Jueves Santo y, sobre ella, un gran balcón de forja, desde el que en 1808 se proclamó la guerra de la Independencia contra el ejército francés. En el extremo opuesto al Palacio Arzobispal se alza la casa del Dean Payarinos, construcción de 1909, que hoy acoge al Conservatorio Superior de Música.

Desde la Corrada del Obispo, parte la calle de San Vicente, que constituye, junto con la de San José, la tercera vía axial de la ciudad medieval. A poco de iniciarse, es cruzada por el Arco del Monasterio de San Vicente, configurando una clásica imagen de la ciudad vieja. En este lugar es donde físicamente se sitúa el origen de Oviedo, pues fue aquí donde los monjes Máximo y Fromestrano fundaron en el año 761, un templo en honor a San Vicente.

 Posteriormente el Rey Fruela I inició la construcción del primer núcleo habitado. De la primitiva construcción no queda nada y es un edificio de estilo renacentista y barroco  que acoge el Museo Arqueológico de Asturias. La siguiente edificación es la iglesia de Santa María la Real de la Corte, en cuyo interior está la tumba del P. Feijoo, que parece vigilarla desde su estatua, que se yergue en el centro de la plaza de su mismo nombre, adyacente a la iglesia.

 La última construcción de esta calle es el Monasterio de San Pelayo, que ocupan monjas de Clausura de esta orden religiosa, llamadas cariñosamente “Las Pelayas”, que mantienen la tradición del canto gregoriano y son especialistas en el oficio de la encuadernación. La edificación, portentosa, se ha visto ampliada con sucesivas reformas, desde el siglo X, como la construcción del claustro románico, en el siglo XII, la torre gótica del siglo XVII, o, ya en 1704, la fachada principal del monasterio.

Diversas esculturas jalonan Oviedo. En el casco viejo aparecen algunas como: “Las vendedoras del Fontán” de Fávila, en la Plaza de Daoiz y Velarde; “la vendedora de leche”, en la Plaza de Trascorrales; “El regreso de Williams B. Arresberg”, de Eduardo Úrculo, en la Plaza de Porlier; “La Regenta” de Mauro, en la Plaza de la Catedral; “La vendedora de pescado” y otras.

Oviedo es la capital del Principado de Asturias. Cuenta en la actualidad con 205,000 habitantes. El centro comercial está representado por la calle Uría y calles adyacentes. Las calles, en gran parte, están peatonizadas. Farolas de fundición de varios brazos, jardineras del mismo material con flores y plantas de temporada, sobre unos pavimentos renovados, así como una limpieza singular, dan la imagen de la ciudad cuidada, ideal para el descanso y el entretenimiento. Oviedo es un gran museo escultórico público.

En la Plaza de la Escandalera, se levanta el singular edificio conocido como la “Casa Conde”, diseñado por J.M. de la Guardia en el año 1904. En este espacio se encuentra también la sede central de Cajastur, proyectada en el año  1946, y concluida en 1965, cuyo reloj marca las horas en Oviedo repicando  con el sonido de “Asturias Patria Querida” (himno de Asturias). Cierra esta plaza otro edificio representativo, el denominado “El termómetro”, situado en la confluencia con la calle Fruela, que es obra de Saiz Heres y que recibe su popular nombre por su verticalidad y las cristaleras curvas que atenúan su esquina.

Frente a este edificio se encuentra el de la Junta General del Principado de Asturias, El Parlamento Autonómico, obra del Arquitecto García Ribero, que data de 1904. En la calle Santa Cruz sobresalen varios edificios de diferentes estilos, incluido el modernista, con fachadas ricas en matices y colores.

La calle Argüelles que surge desde la Plaza de la Escandalera, hacia el Este, es también una vía  con muestras arquitectónicas de valor, destacando especialmente el edificio del Antiguo Instituto Nacional de Previsión, hoy sede de la Administración Sanitaria de Asturias, que se levanta ante la Plaza del Carbayón. Insigne ejemplo de la modernidad, es obra de Vaquero Palacios. Ante este edificio se encuentra el conjunto escultórico de Esperanza DOrs, “Homenaje a la Concordia” Desde la Plaza de la Escandalera sale la calle Pelayo, donde a su inicio se sitúa el Teatro Campoamor, que constituye un auténtico emblema para Oviedo. Escenario de la entrega de los premios “Príncipe de Ásturias”. 

La escultura de Julio López “Esperanza caminando”, que representa a una joven estudiante que camina distraídamente, recibe en la calle a los asistentes al teatro. Frente a ésta, y unos pocos metros más allá, se levanta el portentoso “Culis Monumentabilis”, obra de Eduardo Úrculo. Siguiendo por la calle Pelayo, un gran edificio asalta al visitante: el espectacular “La Jirafa”, pequeño rascacielos que reflejó las ansias cosmopolitas de los años 50.

Otra magnífica escultura adorna el corazón comercial de Oviedo en la confluencia de 5 calles: Pelayo, Milicias Nacionales, Palacio Valdés, Posada Herrera y Diecinueve de Julio. Se trata de  “El Diestro”, obra de Miguel Berrocal. Muy cerca, en la calle Milicias Nacionales, casi en su entronque con Uría, podemos encontrarnos con una representación  de Woody Allen, en bronce, paseando por la ciudad que tanto alabó, cuando vino a recoger su premio “Príncipe de Asturias de las Artes”. 

A pocos metros, en la Plaza de Longoria Carbajal, presidida por una gran fuente monumental se sitúa la Escultura “MAVI”, obra de Santiago de Santiago. Desde esta plaza se puede ascender por la calle Covadonga hasta su confluencia con las calles Palacio Valdés y Melquiades Alvarez, que junto con Dr. Casal constituyen un área comercial en continuo movimiento ciudadano. 

En esta zona cabe destacar el templo parroquial de San Juan, que fue denominado “la catedral del ensanche” durante su construcción  en el primer tercio del siglo XX. La iglesia se ubica en el inicio de la calle Milquiades Álvarez, que entronca con la Uría, arteria central de la ciudad, donde se yerguen edificios de extraordinaria arquitectura, destacando las denominadas “Casas del Cuito” en los números 27-29 de la calle Uría, levantados entre 1913 y 1917. Perpendicular a la Uría nace la calle Gil de Jaz donde se encuentra el extraordinario Hotel de la Reconquista, que ocupa el edificio del antiguo hospicio provincial.

En esta zona de Oviedo se fue asentando, a partir de la segunda mitad del siglo pasado, la burguesía. En la Plaza de la Gesta se levanta en uno de sus vértices, el Auditorio y Palacio de Congresos “Príncipe Felipe”, sobre el antiguo depósito de Agua  de Oviedo. A su lado encontramos el bello edificio de Hidrocantábrico, obre de 1964 de Joaquín Vaquero Palacios.

En el último tramo de la calle Uría se alza la estación del Ferrocarril. Un complejo proyecto de ingeniería permitió cubrir las vías creando nuevos espacios. A lo largo de la avenida se suceden dos esculturas  de Luis Sanguino: La primera, “Libertad”, representa a un hombre rompiendo unas cadenas; la segunda “Paz”, una mujer lanzando al aire cinco palomas. Unas fuentes situadas a lo largo del paseo completan la gran avenida. 

En la plaza de los Ferroviarios se encuentra la escultura “Hombre sobre Delfín”, copia de la original de Salvador Dalí. Cierra el espacio un moderno hotel. Un poco más abajo nos encontramos con la Moderna estación de autobuses, de donde parten autobuses continuamente para cualquier parte de la Provincia. A su entrada podemos admirar la escultura “La Menina” del escultor gijonés Orlando Pelayo. En la Plaza San Francisco, La “Maternidad” de Fernando Botero, realizada en bronce, pesa más de 800 kg. y mide 2.5 m. de alto.

Este es más o menos el Oviedo que hemos visitado.

En cuanto a los Centros Comerciales Modernos, hay uno en la Plaza Eduardo Gota Losada, no muy grande, ni de mucho movimiento. Otro en la Uría, formado por el Corte Inglés. Cerca, en la Nueve de Mayo, se encuentra el Centro Comercial “Las Salesas”, bastante grande y con mucho movimiento.

En la urbanización de Teatinos, al final de la Avenida Fernández Ladreda, está el Centro Comercial Los Prados, con más de 40,000m2, tiendas de todos tipos en áreas de modas, complementos, hogar y servicios alimentación especializada y restaurants, 14 salas de cine con la exclusiva tecnología IMAX y un tremendo hipermercado Carrefour.

 La línea nº 4 del autobús llega hasta ahí. Se pueda tomar en la Avenida Independencia. Frente al Centro Comercial “Los Prados” se encuentra la Mujer Gigante, atracción didáctica e interactiva, que explica el funcionamiento del cuerpo humano, a través de una visita real y virtual. Se toma como ejemplo el cuerpo de una mujer.

El mayor centro comercial es “El Principado”. Se toma el autobús nº 1 en la calle Argüelles. La terminal está en el mismo Principado. Es un centro completo y de dimensiones gigantescas. Es una delicia. Aquí Javier seleccionó su cámara fotográfica, aunque terminó comprándola en Gandía. Comimos en el Buffet Chino” El Principado” y casi los dejamos sin existencias. Qué harturas!

Ya Javi tenía que volver para Gandía y, para despedirnos, por la noche fuimos al boulevard de la Sidra. La calle entera está llena de sidrerías a ambos lados y de sidra que, al escanciar, se derrama, por lo que esta calle tiene un característico olor. 

Pedimos las sidras para escanciarlas nosotros. Tiramos más de la que bebimos y hasta remojamos al vecino. Fue única esta noche en Oviedo. Al otro día, nuestro hijo se fue para Gandía. Con su partida se fue nuestro entusiasmo y, como ya tenía piso en Bellreguard, a los dos días  estábamos a su lado.

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