miércoles, 24 de enero de 2018

Destino: Lourdes II



En el siglo V los visigodos ocuparon la ciudad y se construyeron más fortificaciones. En 550 se estableció la diócesis de Carcasona. En 1067, a través de unión matrimonial,Carcasona pasó a ser propiedad de Raimundo Bernardo Trencavel. Los Trencavel construyeron el castillo condal y la basílica de San Nazario.

En 1240, Ramón Trencavel intentó reconquistar sus antiguos dominios, pero no lo consiguió, siendo expulsado junto con los ciudadanos que le apoyaron en la revuelta. La ciudad pasó a estar definitivamente bajo el control del rey de Francia en 1247, cuando Ramón Trencavel II renunció formalmente a su título de vizconde entregando el sello familiar. Luis IX perdonó a las gentes que secundaron la revuelta y les permitió volver a Carcasona, con la condición que se quedasen en la orilla occidental del río, fundándose la parte nueva de la ciudad al pie de la colina llamada la Ciudad Baja o Bastida de San Luis. Luis y su sucesor Felipe III construyeron las fortificaciones exteriores. En esa época, la fortaleza se consideraba inexpugnable. Durante la Guerra de los Cien Años, Eduardo, el Príncipe Negro no consiguió tomar la fortaleza alta en el año 1335, aunque sus tropas si consiguieron tomar la ciudad baja, que saquearon.

En 1622, pocos días después de la visita de Luis XIII a la ciudad, se produjo un incendio que la destruyó en gran parte. En 1659 las fortificaciones se abandonaron y la ciudad se convirtió en un centro económico, concentrado básicamente en la industria textil. Tras la derrota de Francia al inicio de la Segunda Guerra Mundial, Carcasona permaneció en la zona no ocupada. Sin embargo, a principios de 1944, el ejército alemán ocupó el castillo condal, utilizándolo como depósito de municiones.

Llegamos temprano a la bastilla de San Luis, buscamos parqueo cerca del Puente Viejo. Pasado éste, Adela nos propone entrar en una boulangerie, que coincidió pertenecer a un señor de Cuenca. Desayunamos en armonía con el coquense y recuperadas las energías emprendimos la subida a la cité Médiévale. Toda ella es un museo. Las casas, en su mayoría, son tiendas en vistas al turismo.

La fortaleza albergaba el castillo condal de los Vizcondes de Carcasona. Construido a principios del siglo XII. En el 1240 se llevó a cabo una importante reforma para fortalecer la muralla, incorporando más torres redondas, la barbacana avanzada a la puerta de entrada y el foso. No pudimos verlo por dentro por estar en obras.

La Basílica Saint-Nazaire (San Nazario) era la catedral de Carcasona hasta 1801, cuando fue sustituida por la actual catedral, situada en la Ciudad Baja o burgo de Saint Michel (Catedral de Saint-Michel de Carcasona). La actual iglesia es de origen románico del siglo XI, consagrada por el papa Urbano II en 1096. Fue construida en el sitio de una catedral carolingia, de la cual no aparece ningún rastro en la actualidad. La iglesia fue ampliada entre 1269 y 1330 en estilo gótico, entonces predominante en Francia, en gran parte a expensas del obispo de Carcasona, Pierre Rochefort. La visitamos y la admiramos detalladamente. Según el organigrama cronometrado de Javier, estábamos ya pasados de hora y tuvimos que continuar nuestro viaje rumbo a Toulouse.

                                         Toulouse (Tolosa en español)

Es la cuarta comuna de Francia, después de París, Marsella y Lyon. Es la capital del exilio republicano español. Recibe el apodo de Ciudad Rosa, por el color dominante en los edificios antiguos, hechos en ladrillos vistos, clasificada por el gobierno francés como ciudad del Arte y la Historia.

Llegamos al centro de la ciudad, aparcamos en el subsuelo, buscamos unos baños, escasos y pagados. Dada la urgencia, el recepcionista de un hotel nos permitió usar sus servicios y comenzamos nuestra tourné.

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